El día de ayer, jueves 25 de julio, fui nuevamente a la FIL de Lima para asistir a la conferencia del alemán Andreas Haderlein, “La sociedad en red: la clave del éxito del cambio digital y sus consecuencias para las bibliotecas”, pero terminé quedándome para otro evento, uno organizado por el club de fans de la saga Los juegos del hambre de Suzanne Collins. Lo curioso de estos dos eventos es que sin querer se interconectaban directamente, uno más en el plano teórico y el otro en el práctico.
No
cabe duda que la influencia del internet y las redes sociales es cada vez más
notoria en la vida cotidiana de las personas en todo el mundo. El Perú, por
supuesto, no es ninguna excepción. De acuerdo a Haderlein, el internet y las
redes sociales han tenido un crecimiento explosivo en todo el mundo. El
internet solo demoró 4 años en conseguir 50 millones de usuarios mientras que
la radio demoró 30 años y la televisión 13 años. El facebook incluso ha ido más lejos, logrando esta misma cantidad de
usuarios en 3 años y medio. En realidad esto nos muestra una dicotomía dentro
del ciberespacio: la navegación del internet por un lado y las redes sociales
por el otro. Ambas mantienen dinámicas propias que deben ser tomadas en cuenta
a pesar de que funcionan, aparentemente, dentro de un mismo espacio.
De
acuerdo a las cifras de Haderlein, el Perú tiene casi el mismo porcentaje de su
población que utiliza el facebook que
Alemania, que está alrededor del 30%. Este es un dato verdaderamente relevante
puesto que Alemania usa con mucho mayor énfasis las redes sociales que el Perú
para la comercialización de artículos de distinto tipo. Siguiendo estas
cantidades, el Perú con su 28% tiene poco más de 8 millones de usuarios en esta
red social. Es decir, 8 millones de potenciales clientes si es que se logra
llegar a ellos.
Dentro
del campo de la venta de libros, el internet y las redes sociales son
herramientas indiscutiblemente necesarias en la actualidad. Que en el Perú esto
no se tome en cuenta no se debe a la realidad misma, como han demostrado las
cifras antes mencionadas, sino a una ceguera sistémica de las principales
editoriales del medio. El uso de las redes sociales y el internet no pone en
tela de juicio la existencia del libro, mas bien lo potencializa. No olvidemos
que el formato puede cambiar pero el sentido del libro se mantiene.
Esto
se pudo evidenciar con claridad en el evento posterior que tuvo, incluso, más
asistentes que la conferencia de Haderlein que estaba promovida por el
Seminario Internacional de Bibliotecología y el Instituto Goethe de Lima. En
cambio, el evento de Los juegos del hambre estaba auspiciado por la
librería Crisol, que había posibilitado el espacio físico y la publicidad en
papel -me imagino-, y estaba organizado por un entusiasta club de fans
conformado por un grupo de adolescentes. Este evento, que consistía -en parte-
en la lectura de uno de los capítulos de la segunda novela de la saga, logró
llenar el auditorio César Vallejo que tiene una capacidad para 500
asistentes. Eso es un gran mérito en sí
mismo.
Sinceramente
me quedé gratamente sorprendido al ver tal asistencia, compuesta principalmente
por chicas adolescentes y padres de familia. El éxito de la convocatoria no
solo se debe a la publicidad que tiene ahora esta saga, con la puesta en el
cine de sus libros, sino también a la difusión en redes sociales que tuvo este
evento, sobre todo mediante el facebook
y twiter, que generó una importante
expectativa entre los seguidores de Collins. Merecidas felicitaciones entonces
para el club de fans que se encargó de esta difusión.
Sin
embargo, quizá hubiera quedado mejor organizado con la presencia de algún
literato que pudiera analizar a profundidad esta saga, en vez de escuchar los
simplones comentarios de un puñado de adolescentes. Aunque, al final de
cuentas, representa una luz dentro de las tinieblas, puesto que ha mostrado la
existencia de un grupo importante de jóvenes que se sigue acercando vorazmente
a la literatura fantástica y de ciencia ficción. Queda en pie la esperanza que estos jóvenes,
que empiezan a leer a Collins, puedan continuar sus lecturas con otros autores
del género.
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